Un Mundo feliz

- Y he aquí – señaló el Director sentenciosamente -, el secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que uno tiene que hacer. Todo condicionamiento va hacia esto: Hacer que la gente ame su inevitable destino social.

“Un mundo feliz” de Aldous Huxley es una de las distopías mas populares (junto con “1984” de George Orwell y “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury), en esta novela Huxley imagina un mundo en el que la ciencia y la economía (pero en especial el consumismo) rigen la vida de los hombres desde su decantación, porque no hay nacimientos, hasta la muerte. La ciencia ha logrado “producir” humanos con las características deseadas por medio del condicionamiento que inicia desde el embrión (fertilizado en probeta) y continúa durante la educación de los niños por medio de sugestiones hipnóticas durante el sueño y el condicionamiento pavloviano. La economía rige cuantos humanos son requeridos de cada una de las 5 castas definidas para los distintos tipos de actividades. La familia, los padres y Dios no existen, no son necesarios en un mundo donde los placeres (en especial el sexual) y la droga proporcionan todo lo necesario para ser feliz.

- Los extremos se tocan – dijo el Interventor-. Por la sencilla razón de que los obligan a tocarse.

En la novela todo son extremos, el mundo feliz y el mundo salvaje, que permanece salvaje porque no es rentable traerlo a la modernidad, el doctor que no es feliz porque no obtiene lo que quiere y el que es infeliz porque obtiene lo que quiere sin esfuerzo ni sufrimiento, no hay términos medios, solamente el Salvaje quién no pertenece a ninguno de los extremos y sufre por eso.

Una de las principales funciones de nuestros amigos es el sufrir (en forma más suave y simbólica) los castigos que queremos y no podemos infligir a nuestros enemigos.

A pesar de los extremos los personajes de la novela no son tratados como buenos o malos, sus actos están regidos por el condicionamiento que busca el bien y la felicidad común de la sociedad sobre la del individuo, los que tratan de oponerse son castigados enviados a islas lejanas o a Islandia. Los impulsos son controlados por medio de una droga llamada soma, nadie tiene que preocuparse por nada, la ciencia se ha encargado de encontrar cura a todo lo que genera infelicidad como las enfermedades y el envejecimiento.

Uno puede llevar al menos la mitad de su moralidad en un frasco. El Cristianismo sin lágrimas: esto es el soma.

Lo que hace atractiva la lectura de “Un mundo feliz” es que la cantidad de temas que pone a reflexión: el individuo, la religión, el carácter, la sociedad, el Estado, la ciencia y el arte. Por eso no voy a contar la trama de la historia aquí, la novela es ligera de leer, la historía es muy lineal, sin complicaciones, ideal para leerse y comentarse cuando se está en preparatoría.

- Lo que a ustedes necesitan – prosiguió el Salvaje- es algo con lagrimas que les cueste. Aquí nada cuesta lo bastante.